Si desde pequeños nos permitieran conocernos y aceptarnos, explorarnos a nosotros mismos y a los cambios que vamos teniendo, nuestro viaje en la vida sería mucho más apacible. Pero la realidad es otra y nuestra sexualidad se ve influenciada por nuestra educación y el entorno en el que crecemos. Desde que nacemos empezamos a recibir información de nuestro alrededor que nos enseña cómo tenemos que ser y cómo comportarnos para encajar.
Es curioso que desde que somos muy pequeños nos inculquen que la única opción de explorar nuestra sexualidad sea encontrar a alguien con quién hacerlo, se nos idealiza ese momento, cuando en realidad explorar nuestra sexualidad empieza en nosotros mismos. Explorarla con alguien no debería ser una obligación, si no algo que sume en nuestras vidas.
Aprender a escucharnos, a sentirnos y a disfrutarnos, para mí, es primordial. Porque nuestra sexualidad está presente durante toda nuestra vida.
Si el deseo lo pusiéramos en nosotros, en saber qué nos gusta, cómo somos en nuestra intimidad, cómo actuamos con nuestro cuerpo, con nuestras emociones y con lo que percibimos de nosotros mismos, podríamos integrarlo de forma natural.
Y a la hora de compartir nuestra sexualidad con otra persona lo haríamos siendo más libres y sin expectativas. No habrían frustraciones y no responsabilizaríamos al otro de nuestro propio placer.
Está bien explorar tu sexualidad tanto contig@ mism@, como con alguien. Como si decides no explorarla. Si es tu elección, cualquiera de estas opciones es válida. Pero es importante preguntarse, ¿esa opción la he elegido yo o la han elegido por mí?
A mí, de pequeña me habría gustado tener a alguien que me apoyara, para yo haber explorado mi sexualidad desde un lugar más sano, comprendiendo mi proceso, aceptándome sin culpas y sin sentirme sola. Quizás así, de adulta no habría tenido tantos bloqueos para aceptarme y quererme.
Desde hace unos años, tengo la oportunidad de explorarme para conocerme: cómo son mis emociones, cómo me siento con mi propio cuerpo, cómo me siento con mi desnudez o con la ropa que llevo, cómo soy conmigo misma y con los demás, como vivo mi día a día y las situaciones que aparecen en mi vida, cuales son mis resistencias, cuales son mis deseos y cómo me percibo a mi misma.
Y lo hago tanto sola como acompañada, pero todo empieza en mí, haciéndome responsable de mi misma.
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